noviembre 18, 2010

Una vez más...

...jugué ese juego que no me gusta jugar, pero sigo ahí, sin saber cómo salir.

Una vez más te compré la sonrisa, reprimí los miedos, las preocupaciones y todo lo que me aturdía y me estresaba al llegar a casa. Sentí tu olor, impregnado por todos lados y supe que habías vuelto. Una vez más fui masoquista, me abrí de nuevo a ti y fui feliz por un mínimo rato. Pero es que los recuerdos no se borran como palabras en un cuaderno, el pasado, aunque no queramos, sigue tras la puerta de la habitación. Y ese mismo pasado es el que cierra y abre la puerta, molestando, burlándose de los sentimientos que nos duelen, que nos amargan los tragos de vino junto a otras pieles. Si es que en tu caso hubo otras, porque sinceramente, mi cama tuvo todo este tiempo tu lado vacío.

Una vez más me sanaste el alma, me atajaste en la caída, velaste mi sueño y acariciaste mi cuerpo dormido. Y no sé por qué tienes que ser tan masoquista, tú y mi corazón, ambos que se dejan engañar por una lluvia imprudente que sale de mis ojos. No sé por qué tienes que creer que me sigues importando, que siempre estaré ahí, que soñaré contigo, que te haré el amor. NO. Una y mil veces no, porque ya la resignación le ganó al amor, ya la tristeza le ganó a todo lo que una vez pudo hacerme feliz.

Una vez más me engañé a mi misma, volví a jugar y volví a perder. Es obvio el sarcasmo con el que dije lo que dije en e párrafo anterior. Pero quiero creer que es así, porque sinceramente me cansé de naufragar en unos ojos que nunca he visto, me cansé de hacer turismo en unos labios que no conozco y de llegar a un corazón donde está una huella, supuestamente mía, que yo no puse ahí. Y aún así seguiré haciéndolo, porque duele menos estar y no estar, que no estar literalmente hablando. Bah! No tienen que entender. Duele menos verte sin tenerte, o tenerte sin verte, ya no lo sé.

Una vez más, y espero que sea la última, aunque sé que no lo será, volví a decirlo. Y bueno, creo que no te importó mucho, pero sé que te llegó, aunque no sé exactamente a dónde. La verdad ahora todo es diferente, pero igual. Las mismas discusiones, tú viendo tv y yo arreglándome en el baño, no sé por qué, porque ya es hora de dormir. Y cuando me acuesto, apago mi lámpara y te siento a mi lado, y por más que quiera dormir abrazada a ti, el orgullo es más fuerte. Tú ahí, inerte, cambiando canales, con tu lámpara prendida, esa desgraciada que amo tanto porque me hace saber que sigues ahí, esperas que de mi lado oscuro de la cama surja, aunque sea una palabra, para dar tu brazo a torcer.

Y yo, haciéndome la que duerme profundamente, doy por sentado que sabes que el primer paso tienes que darlo tú.

Firmado y sellado.

noviembre 15, 2010

Pensar en ti

Pensar en ti es volver al pasado.

Es tratar de volar sin alas en un cielo nublado, es lanzarse al vacío del amor sin el paracaídas de la razón, es sumergirse en los recuerdos no vividos, en los sueños no soñados, en las palabras nunca dichas... Pensar en ti es pensar en nada y pensar en todo.

Pensar en ti es subir a una nube con destino a no sé dónde. Es subirse a un barco sin ancla y sin capitán, que tiene por tripulación tu sonrisa, tus ojos y tus frases semi elaboradas, con ayuda de canciones, para hacer creer miles de cosas que hoy tienen sabor de mentira. Pensar en ti es caerse de la cama.

Pensar en ti es mirarte en cada rostro, escucharte en cada voz, sentirte en cada roce de la gente. Es escuchar el silencio, demasiado ruidoso para esta sorda que ciegamente se enamoró. Pensar en ti es hacer hablar a un mudo.

Pensar en ti es despertar de un hermoso sueño, es golpearse un dedo con un mueble, es cepillarse los dientes, comer, caminar, respirar. Pensar en ti es la vida. Es un nudo en la garganta, una lágrima indiscreta, imprudente.

Pensar en ti es escuchar una canción cualquiera, da igual, todas hacen que piense en ti. Es mirar la luna, es odiar el sol, es mojarse con la lluvia y pensar en que nunca creí pensar en ti de esa manera. Pensar en ti es decepcionante.

Ya no sé, pensar en ti es incierto. Pensar en ti es triste. Pensar en ti es simplemente una de las tantas cosas que tengo que dejar de hacer.

Firmado y sellado.

noviembre 10, 2010

21

Ese número que en edad significa todo, al tiempo que significa nada. Esa edad que cuando la tenemos creemos que somos adultos y niños a la vez, y cuando la dejamos creemos adueñarnos del mundo, al mismo tiempo que abrimos los ojos y pisamos tierra. Ese año entero donde se viven mil experiencias, al igual que otros años, pero con un sabor diferente.

A los 21 te ha tocado fuerte, sé que no es fácil, pero nadie dijo que lo sería. La vida, lamentablemente, no viene con manual de instrucciones. Y es lo excitante -a veces- de ella: La incertidumbre de lo que nos depara. Aunque algunos se resignan al destino y no tratan de usar el borrador marca "acciones" que la vida proporciona, tú sabes, para corregir algunos "errores".

A los 21 se es demasiado joven para saber muchas cosas, pero se es demasiado viejo para intentar otras. Aunque dicen que mejor tarde que nunca, pero muy pocas veces empleo esa actitud en mi vida personal. Espero que tú no seas así. A fin de cuentas, lo mejor de ti es que no tienes nada en común conmigo.

A los 21 creemos que aún tenemos toda la vida por delante, y en cierto modo es así, pero no podemos confiarnos. Porque el tiempo pasa, queramos o no. Y tú, aunque no lo veas, tienes lo suficiente para ser feliz. Todos, realmente, sólo que somos algo inconformes.

Hoy cumpliste 21, entre malos ratos y enfermedad, pero mira por encima de todo eso: un año más para disfrutar, al lado de personas que te quieren de verdad, y el cielo, al menos por este lado, mostró su mejor sonrisa este amanecer para desearte el mejor de los cumpleaños y para darle la bienvenida a este nuevo año de vida con la luz que necesitas para continuar.

Hoy cumpliste 21 y, aunque no pudimos celebrarlo juntos -personalmente-, lo celebré contigo de corazón y de alma. Sonreí tontamente todo el día, pensando que tal vez así me sentirías más cerca y tu tristeza, que debe ser igual que la mía, disminuiría un poco. Espero que haya servido de algo que todo el mundo me viera de forma extraña.

Gracias a Rosa y Alexander Velásquez por haberte traido al mundo.

Firmado y sellado.

noviembre 08, 2010

Uno como el suyo

"Me gustaría que me hicieras un bebé como el tuyo"

Esa fue la única frase "inteligente" que se le ocurrió a una mujer cuando un hombre presentaba su hijo a sus amigos. Lo peor del caso, fue que luego me enteré de la relación "formal" que ésta mantiene con otro. Y que había tenido "una noche loca" con el padre de la criatura en cuestión unos años atrás. O sea, para ella, donde hubo fuego cenizas quedan. Pero no es el punto del que quiero hablar.

Las mujeres nos quejamos todo el tiempo de que los hombres son todos iguales, que son unos perros y que nos joden la vida, bla bla bla... Y queriendo, o sin querer, somos las responsables directas de que eso sea así. En principio, con ese pensamiento. No podemos generalizar. Muchos hombres son iguales, pero no todos. En segunda, con la crianza. Para nadie es un secreto que es la mujer venezolana la que cría a sus hijos. Son pocos los casos donde el hombre participa en la crianza de sus hijos. Y frases como "los hombres no lloran" o permitir que el "niño" a los 16 años tenga 2 o 3 novias y decir "tan bello mi hijo, es todo un galán" lo hacen convertirse en el "hombre perro" que, lamentablemente, a todas las mujeres nos gusta.

En tercer lugar, aquellas que, por alguna razón siempre van mendigando un poco de cariño. Escuchaba una conversación entre hombres donde decían que "son mejores las mujeres que 'la donan' gratis" es decir, las que no dan mucho problema con aquello de las citas y/o salidas antes de irse a la cama. Obviamente para tener "una noche loca" y chao. Porque luego comentaban que las mujeres que "de verdad valen la pena" son las que se hacen "las duras" en lo que a sexo se refiere.

Por supuesto, los hombres también son responsables de que sean tildados y encasillados de tal o cual forma. Amigos con novia "formal" que les proponen sexo casual a cualquiera que se le medio resbale, pero sin compromiso, OBVIO. Entonces la pregunta es: ¿por qué buscan lo que no se les ha perdido? Pues porque son así, muy pocas veces se conforman. Además, aunque parezca loco, su cerebro literalmente está en su órgano sexual. Es su naturaleza. Aunque OJO eso no los justifica.

Pero el punto está en nosotras, en nuestra solidaridad con el género. Como dice el dicho: entre bomberos no se pisan la manguera. Pero en lo que a mujeres se refiere, siguiendo con la metáfora, se la pisa, le corta el agua y hasta le provoca incendios a su mismo compañero. Claro, es entendible la desesperación que produce la existencia de 1 hombre por cada 7 mujeres. Y eso, hace años, porque ahora con el desate sexual, creo que ahora hay 1 hombre por cada 15 o 20 mujeres. Pero no por eso vamos a estar con la pareja del prójimo. Definitivamente pienso que hay cosas que las mujeres deberíamos evitar a toda costa: evitar por todos los medios tener una relación más allá de la amistad con un hombre comprometido es una de ellas.

Lo que realmente nos jode es "empeparnos". Podemos tener uno y mil novios (no al mismo tiempo, obviamente) pero si hay uno que tuvimos y nos marcó, por más que otro nos trate mil veces mejor, siempre vamos a estar detrás del mismo pendejo. Es una ventaja de los hombres. Ellos no tienen ese tipo de peo mental. Y por lo mismo creo que las mujeres debemos controlarnos. No entiendo por qué el "odio" y la "denigración" de las mujeres contra las mismas mujeres. Últimamente he tratado de no hablar mal de ninguna mujer -aunque siempre habrán unas que lo ameriten-, porque de verdad debemos empezar a cambiar esa actitud de "competencia".

Mujeres: dejemos de desear "uno como el suyo". Seamos más solidarias y querámonos un poco más nosotras mismas. Es difícil encontrar a alguien que de verdad valga la pena, pero no es imposible. Hoy leí en twitter que: "una persona entera no necesita media naranja". Yo pienso que la mía la exprimieron, pero aún así la quiero.

Firmado y sellado.

noviembre 06, 2010

Ayer


Nunca había experimentado la sensación de tomar una decisión que cambiaría "radicalmente" mi vida. Eso que sabes que tienes que hacer, pero que no te atreves por miedo a perder, por miedo a la soledad, sencillamente por miedo... Nunca había "matado" a nadie. Hasta ayer.

Él no lo esperaba y yo tampoco. Pero me armé de valor, no podía aguantar más tanto dolor, tanta espera, tantas esperanzas desvaneciéndose día a día. Acabé con todas de una sola vez. Y con ellas se fue mi alegría, con ellas se fue mi pensamiento, que ahora tiene un solo rostro y está en un solo lugar. Nunca había actuado con tanto miedo como ayer. Y aún hoy no estoy segura de haber hecho lo correcto. Pero a veces hay que tomar decisiones radicales para hacer reaccionar a los demás. Y para abrir los ojos, aunque los míos sigan "cerrados".

Ayer volví a llorar hasta dormirme, como no lo había hecho desde hace más de 5 años. El dolor de una "pérdida" es indescriptible. Pero la verdad no lo perdí, porque nunca lo tuve. Y eso fue lo que más me dolió, y lo que más me duele. No haber podido caminar de su mano, admirar sus ojos brillando, su sonrisa coqueteando con la mía. Me duele que se haya dejado vencer, que ni siquiera hizo el intento por luchar. Me duele su resignación.

No se lo dije. Ya para qué. Hice más de lo que pensé que me atrevería a hacer. Sé que me va a doler mucho tiempo, pero el amor estará intacto toda la vida. Siempre quedará una vela encendida con la esperanza de que él llegará un día para apagarla. Pero en el fondo sé que esa vela siempre será compañera de la que dejó "aquél" hace 5 años. Una junto a la otra, como ellos dos en mi corazón.

Ayer morí y maté. Y al mismo tiempo nací y di vida. Libertad. Aunque la tristeza es imposible de ocultar. Gracias a Dios nada es para siempre.

Firmado y sellado.

noviembre 05, 2010

Regresar

A veces me dan tantas ganas de regresar y poder quedarme varada en esos años que pensé que no pasarían, pero que pasaron tan rápido que ya ni recuerdo cómo fueron... Me gustaría estancarme en mi época liceísta por unos cuántos años más, hacer todo lo que no pude o no me atreví a hacer, dejar de ser tan inocente y encarar todos y cada uno de los problemas que evité por mantener la ilusión de ser la amiga de todos...

Me gustaría regresar al pasado con la conciencia del presente, para manejar situaciones que me dominaron; regresar al amor perdido con la sabiduría del futuro que le depara, con la esperanza de que quizás así duela menos; regresar a esa amistad de años, para actuar diferente y mantenerla intacta; regresar al amor prohibido, cohibido diría yo, con la certeza de que puede ocurrir, para evitar tanta frustración; regresar a la tentación, con la seguridad de un comportamiento totalmente distinto, que me permita disfrutarla sin miedo al qué dirán; regresar a la entrega inocente, con la resignación de que no volverá, para no sentirme tan culpable; regresar a momentos felices, para grabarlos en mi memoria y que no sean lo que son hoy: recuerdos borrosos...

En fin, la nostalgia me hace pensar en querer regresar a todos esos momentos. Lo triste es que ella misma me hace regresar a un sólo lugar... a la realidad.

Firmado y sellado.

noviembre 04, 2010

De frente

Hace unos días escuché de una profesora que los científicos tienen una explicación para el hecho de bajar la mirada y querer estar acostados cuando nos sentimos tristes... Y ver hacia arriba cuando estamos felices, sonriendo, etc.; aunque no he buscado dicha explicación, hoy venía pensando en eso mientras me calaba las colas comunes de Caracas.

Siempre me he considerado realista, eso de ver el vaso medio lleno, medio vacío, de verle el lado bueno o malo a todo, no va conmigo. Yo suelo ver la realidad, pensar en lo que puede pasar, sea positivo o negativo, "veo el vaso por la mitad" y listo. Hoy, viendo por la ventana del bus, descubrí que es muy bueno ver las cosas de frente, estás viendo lo real, lo palpable, lo que tienes ante tus ojos: la realidad. Y también estás viendo, de reojo, la inmensidad del cielo, la belleza de las nubes, lo lindo que es todo, al mismo tiempo que ves el suelo, el asfalto negro de lo negativo, la caída, eso que también puede pasarte, aunque ni siquiera puedas pensarlo.

Entonces es claro: ambas cosas tienen las mismas posibilidades de ocurrir. Y todo eso lo puedes saber viendo de frente la realidad. Si ves sólo hacia arriba, intentarás ser feliz siempre, pero la realidad te golpeará en la cara una y mil veces. Y ni hablar de si ves sólo hacia abajo. Terminarás suicidándote. Es por eso que la gente, por lo que he visto en la calle, siempre va con la mirada hacia el frente, recta, derecha. Aquellos que van esquivando huecos y los que van contando nubes tendrán siempre la cara roja de los golpes que la realidad les dará.

No sé cómo terminar pues, pero lo que quise decir ya lo dije. No es malo ser optimista, pero es mejor ser realista, como dicen por ahí: un pesimista es un optimista con experiencia. No quiero llegar a eso.

Firmado y sellado.

noviembre 02, 2010

Demonios

Resulta que me gusta!

Tuve que hacer una pausa en mi lectura de blogs de hoy, porque hace días que no entraba y una frase me acaba de marcar...

"Cada quien es fanático de sus propios demonios"

Pues resulta que sí. Los seres humanos siempre buscamos lo que hemos tenido, a lo que estamos acostumbrados. Quizás por aquello de preferir lo "malo conocido", por miedo a lo nuevo, quién sabe. Lo cierto es que siempre tendremos lo que buscamos, y regularmente nos pasamos el tiempo buscando lo mismo. Es cuestión de acciones, no cambiamos la rutina, no nos esforzamos por actuar diferente y el resultado es el mismo en cualquier caso.

Hablo por experiencia personal, dos historias iguales en tiempos diferentes, por actuar de la misma manera esperando otros resultados. Y resulta que el mundo no cambia, la gente no cambia. Eso es trabajo personal. Debemos hacer que las cosas pasen, nosotros somos los responsables de que nuestro futuro sea algo inverso a nuestro pasado. Dicen que el destino está escrito, pero yo creo que puede ser modificado. Es de cobardes resignarse y pensar "era lo que el destino deparaba para mi". Realmente hay que revisar las acciones y tomar decisiones, es fácil decirlo y difícil hacerlo, lo sé. Soy de las que no sigue sus propios consejos, así que no hay mucha moral para decirlo, pero es una de las muchas cosas que puedo hacer para ser feliz: ayudar.

Ayer mi noche fue maravillosamente equivocada. Y no hice nada para evitarlo. No debería justificarme, pero estoy totalmente de acuerdo con un bloguero, que dice que a ciertas mujeres nos gustan las relaciones disfuncionales. La buena noticia es que nada es para siempre. La mala noticia es que la dificultad para "salir" de relaciones así es tan grande como el Ávila.

Mi adorada amiga y casi hermana Jessica tiene toda la razón al decir que las mujeres somos extremadamente complicadas. Y piensa hacer un pacto con el demonio o algo así para nacer hombre en la próxima vida. JA! En cierto modo estoy de acuerdo, pero considero que los hombres sufren más siendo ellos que nosotras siendo nosotras. Ella y yo entendemos que las mujeres vivimos con un peo mental y pasamos el tiempo tratando de resolverlo; aunque a ella no le falta casi nada, he aprendido un montón en poco tiempo y le agradezco infinitamente.

Total que mi demonio es el internet. Siempre estará ahí, por más que quiera escapar de él. He mejorado, de verdad. Lo más importante ya lo tengo: aceptación y conocimiento de mi realidad y lo que debo hacer con ella. Lo más difícil está aquí y no quiero abrirle la puerta: tomar decisiones y sacar de mi vida todo lo que me hace daño. Es contradictorio, pero a veces lo que sabes que te hace daño, te hace feliz. A ratos. Pero el demonio del conformismo hace que lo acepte. Qué asco.

Definitivamente yo debí haber nacido hombre. Mi peo mental de hoy.

Firmado y sellado.

Me siguen los buenos