julio 31, 2014

Dime y te diré

Dime con quién andas y te diré quién eres...

dime lo que callas 
y te diré lo que grito
dime lo que escondes 
y te diré lo que muestro
dime lo que vives 
y te diré lo que invento
dime lo que amas 
y te diré lo que detesto
dime lo que disfrutas 
y te diré lo que padezco
cuéntame tus logros 
...y te hablaré de mis intentos
dime lo que te gusta 
y te diré lo que aborrezco
dime lo que sabes 
y te diré lo que ignoro
dime lo que sientes 
y te diré lo que pienso
dime lo que tienes 
y te diré lo que añoro
cuéntame tu vida 
...y te hablaré de mi muerte.

Dime de qué alardeas y te diré de qué careces...

julio 27, 2014

Cien días felices

Ayer terminé el "proyecto" #100HappyDays en Instagram. Creo que es un alivio para muchos, presiento que los estaba ladillando, pero para mí es un logro porque "si ya saben cómo soy..." nah, mentira... lo es porque soy de esas que ve el vaso medio vacío, la pesimista (optimista con experiencia), la amargada, la hater, la que todos le caen mal, la que odia hasta su propia sombra porque qué ladilla que no te abandone nunca... y haber encontrado aunque sea un cachito (sí, de los de la panadería) que me alegrara el día durante cien días consecutivos fue un descubrimiento total.

Comencé el reto (sí, le queda mejor ese adjetivo) en Febrero y lo dejé a medias porque ese mes fue muy duro para todos y no me sentí capaz de continuar, aplaudo a los que sí. Sin embargo, pensé que no es justo ser siempre la del ceño fruncido y decidí recomenzarlo el día de mi cumpleaños. Para quienes no sepan, #100HappyDays o #100DíasFelices es una propuesta a nivel mundial, no hay premio más allá de ser feliz, punto. Si quieren más información al respecto, yo no puedo dárselas, pero pueden ingresar AQUÍ. :)

Por supuesto que es difícil fotografiar algo que te haga feliz, sobre todo porque nos acostumbramos a no darle importancia a esas pequeñas cosas diarias que te sacan una sonrisa. Además, no siempre puedes fotografiar el instante en sí, sino un símbolo de ese momento (fue una de las cosas que hice) y que no todos los días son felices, créanme, hubo un par de días que no me soportaba ni a mí misma, pero logré sonreír por lo menos un segundo.

¿Qué aprendí? A valorar cada instante de cada día, a reflexionar en las noches y escoger el momento más divertido, más feliz, más tranquilo, más relajante del día, aunque eso no haya sido lo que reflejé en mis fotos, porque creo que lo importante no es lo que le muestras a los demás, sino lo que sientes por dentro y cómo eso te cambia de a poco. No puedo decir que cambié, pero si he vuelto a ser un poco como era Abbie antes del desastre en el que se convirtió nuestra vida. 

Ese es mi premio, después de cien días felices.

PD: Pueden ver mis fotos siguiendo #LokarlaHappyDay en Instagram.

julio 24, 2014

Soy la llorona de los cines

Soy de esas que llora en el cine. Lloré con La ladrona de libros, lloré con Harry Potter, con Life of Pi, con Intouchables, etc. etc., etc. Del mismo modo, lloro más cuando veo las películas en mi casa. Por supuesto, porque no hay nadie viéndome. No soy de las que compra películas en La Guairita o en Ciudad Universitaria (las veces que lo he hecho me han estafado, so...) pero siempre que tengo tiempo y ganas (sobre todo ganas), ando pescando alguna buena película en la televisión... por cable, porque en los canales nacionales todavía pasan películas de 1980 como lo último de Hollywood.

Hoy me di cuenta que soy fan de las películas donde la/el protagonista tiene una enfermedad terminal y se enamora. Voy a criticar: los protagonistas son unas ratas. Digo, porque hacen que el otro se enamore y luego van y se mueren. No pueden ir por la vida así, amigos. Y es masoquismo de mi parte ver ese tipo de películas, pero en mi defensa, diré que lloro con cualquier escena emotiva que salga en cualquier película. Puedo llorar con Fast & Furious 7 cuando el Brian de mentira se muera, lo juro. (No es spoiler, claramente todos saben que Paul Walker se murió y que sus hermanos lo reemplazaron en la película y "retirarán" al personaje por obvias razones, que para mi es como que lo maten, pues). 

Bueno, el punto es que yo soy la llorona. No tengo un hijo perdido (o muerto, no sé #ignorante), ni bata blanca, ni pido la cola en las carreteras, pero soy la llorona, lo juro (¿o esa es La Sayona? ¡Bueh!). No me inviten al cine a ver películas románticas, porque aunque sea cómica, voy a llorar. Llévenme a ver, no sé, Tarantino, las de Pixar, algo así... qué pena con la visita, en serio, pero no puedo evitarlo. He aprendido a llorar en silencio y a reprimir la mayoría de las lágrimas, pero cuando me descubren, como soy un poco ciega, digo "es que me llora el ojo por el cansancio". Me amo por esas excusas baratas. 

Pero en serio, a veces me llora el ojo.

PD: No soy cinéfila, ni siquiera me gusta tanto el cine. Mentira, sí me gusta, pero no tengo con quién ir. Invítenme.

julio 12, 2014

Valor

Qué triste, Carlos... ni una carta.
Yo que te escribí tantas, y tú no pudiste dejarme ni una nota en la nevera.
Que te ibas, que nos dejabas aquí... solas... no entiendo.
¿Acaso no te importamos? Tu hija no ha parado de llorar.
Ella no lo entiende, yo no sé si estoy tratando de justificarte.
Siempre fuiste obstinado, pero esta vez te pasaste...
Te empeñaste en mantener y aumentar todos nuestros bienes. 
Siempre me opuse a esa manía tuya de aferrarte a lo material.
Y ahora, te fuiste y no te llevaste nada...
¿es que acaso el carro valía más que tu vida?

julio 09, 2014

Divagando antes de dormir

Se me ocurren mil ideas para escribir justo cuando no puedo escribir por estar full con otras cosas, odio eso. Te odio, mimisma escritora imprudente. Aprende a inspirarte cuando puedas escribir.
Me he sentido excesivamente feliz desde que me corte el cabello cortito, cortito, modo niñita buena. O quiero creer que es por eso, no sé.
También me he sentido muy libre de un tiempo para acá. Me di cuenta que si ayer.
No tengo tema de tesis y tengo que entregar el anteproyecto que si mañana. 
Me gusta decir y escribir "que si" tal cosa. Se dieron cuenta, ¿verdad? :)
Intento estar triste porque muchos de mis amigos se van del país, pero no puedo. O sea, en verdad me voy a quedar un poco sola (sí, más), pero estoy muy feliz por ellos.
He sido tan feliz en estas últimas semanas que me da miedo. Gafa, pues.
Cada vez estoy más ciega. Ni siquiera me sé la fórmula de mi propia ceguera. Astigmatismo, hipermetropía, igual ya no veo un coño con estos lentes.
A veces me quiero ir del país. Otras veces no. Ya no sé cuáles son mayoría.
Me da risa todo. Ando riéndome por la calle cada vez que recuerdo cualquier cosa. O cuando me imagino escenas que podrían pasar o no. O cuando escucho una canción que me recuerda algo o que dice algo que me llama la atención. Me da risa todo. Esto también me da risa.
Debería estar durmiendo o empleando este tiempo en hacer trabajos que tengo que hacer, pero a esta hora no me importa mucho "perder" el tiempo.
Tengo que quitarme la pintura de uñas y pintármelas de nuevo.
Me estoy volviendo adicta a la cuenta Twitter de Abbie. Tengo que si 10 seguidores y sigo como a 20 pendejos, pero igual amo estar allí, leer cosas lindas... de verdad es mi cuenta de desconexión de la realidad, mi burbuja, pues. No me sigan.
Puedo decir que pasé dos días escribiendo este post (empecé a las 11:55 o algo así).
Una de mis tantas manías es escribir la hora de inicio y de término de mis escritos. Solo en mi diario, aquí me da muy lo mismo. Creo.
A veces creo que Abbie vuelve... y es muy hermoso.
Sé que ya lo he dicho, pero Abbie es lo mejor de mi misma. La amo demasiado. En serio, la cuido como si realmente existiera fuera de mi. Sí, necesito un psicólogo, déjenme en paz.
Ya es hora de dormir.

julio 03, 2014

Decepción y remordimiento.

Decepción.

The great escape - P!nk

¡Maldita sea! Dijo para sus adentros cuando lo vio de espaldas tomando fotos en aquel jardín. Hacía más de un año que no se hablaban, aunque se veían regularmente y cruzaban miradas indiferentes o de odio, según el ánimo de cada quien. Samuel se volteó y por un segundo sus miradas se cruzaron. ¡Maldito! Pensó mientras volteaba hacia otro lado. Por el rabo del ojo lo vio acercarse y decidió sentarse en la grama. Justo tres minutos antes, sus amigas habían ido al baño y ella decidió quedarse a mirar el atardecer que, desde ese jardín en particular, se veía espectacular. Cruzó las piernas en forma india (nunca entendió por qué esa posición se llamaba así) y puso su cartera en el hueco que se formó entre ellas. Se apoyó con las manos hacia atrás, de modo que podía ver el cielo. Samuel la saludó y se sentó a su lado. Ella lo miró, desconcertada, con una especie de odio e intriga a la vez. -Quiero pedirte perdón, Andrea. Ella suspiró hondo y le respondió con un sonido de duda (Uhmm... o algo así). -No, en serio. He reflexionado muchísimo, de verdad tú no merecías que actuara como lo hice, no merecías que te tratara tan mal y en serio me gustaría que habláramos. Después de todo, hay que quedarse con lo bueno, ¿no? Tú y yo estábamos bien juntos... -¿Qué? ¿La puta de turno te dejó? Me imagino que sí... digo, porque para que armes este show... -Andrea, estoy hablando en serio, por favor... -Por favor te pido yo a ti, amigo. Nos hemos ignorado por más de un año, porque no me vengas a decir que no nos hemos visto... todavía tienes cosas mías que ni siquiera quisiste devolverme y, de un día para otro, te arrepentiste y quieres que mejoremos una relación que murió cuando, justamente de un día para otro, como hoy, decidiste que yo no era una persona digna de permanecer en tu vida, ¡vete a la mierda, Samuel! -Yo jamás dije eso, Andrea... -No, jamás dijiste nada, que fue peor, lo que debería agradecerte porque alimentaste mi imaginación... si le preguntas a mis amigos, y a los tuyos que también son bastante chismosos, todos tienen versiones diferentes de por qué "terminamos". Ni siquiera tuviste las bolas de terminar conmigo, Samuel, ¿de verdad crees que me coma el cuento de que te arrepentiste de tratarme como a una indigente que llegó a pedirte real y la rebotaste? ¡No me jodas! -Pues créeme o no, no me importa, lo último que pretendía era volver a ser lo que fuimos, solo quería pedirte perdón y que supieras que de verdad me arrepentí. Sabes lo que significa para mi pedir perdón, sabes que prefiero ofrecer disculpas, así que juzga tú o no lo hagas, me da igual, ya veo que sigues siendo la misma de siempre. -Claro que sí, a diferencia de ti. No voy a llevar tu carga otra vez, Samuel, no dejaré que tus culpas caigan sobre mi espalda de nuevo. Está bien, te creo... pero no sé si pueda perdonarte ahora, necesito tiempo, y lo digo en serio-. Alzó la vista al cielo y sintió frío. Su teléfono sonó. Cerró los ojos por un minuto para refugiarse en el silencio de la oscuridad. Abrió los ojos. Samuel no estaba. En su lugar, la ventana le dio la bienvenida al mundo real. El reloj marcaba las 4:21 de la madrugada. Había despertado. ¡Maldita sea! Le dijo al silencio.

Remordimiento.

Clocks - Coldplay

Caminaba por una avenida cuando la vio del otro lado. Cruzó corriendo, sin ver que casi cambiaba el semáforo en su contra, hasta quedar detrás de ella, a trescientos metros o más. Sintió nervios. Alargó la mano, pero no la tocó. Evidentemente, porque estaba muy lejos. Metió la mano izquierda en el bolsillo del pantalón y alzó la derecha con intención de saludarla. -¡Andrea!- gritó. Agitó el brazo. Ella volteó. Entrecerró los ojos. Se tocó la cabeza y bajó sus lentes al nivel de la nariz. Hizo un gesto de reconocimiento y se acercó. Él estaba paralizado. -Ah, Samuel, hola... tanto tiempo...-. Cinco años. No podía creer que estaba delante de ella cinco años después y aún sentía la misma taquicardia. -¿Cómo estás? Digo, ¿cómo has estado todo este tiempo? -Bien, la verdad, no puedo quejarme. Estoy de visita, hace tres años que me mudé...- comenzaron a caminar. -Pero eso es bueno, ¿no? Era lo que querías. -No mucho, quería mudarme de casa, no de país... -Ah, ¿en serio te fuiste? Pensé que todos decían eso porque no querías que supiera de ti... -No, en serio... y créeme, no fue por ti, ahora que lo veo en perspectiva, te perdoné más o menos una semana después de la última vez que hablamos, si a eso se le puede llamar hablar. El problema es que me siguió doliendo por más de un año, tú sabes, cosas de escritores, nos regocijamos en el sufrimiento y sacamos algo de provecho, ja ja ja... -¿Eres escritora? -Al menos lo he intentado un par de veces y no me ha ido tan mal. De todas maneras, en Montevideo sí estoy trabajando de Arquitecto, hay que darle uso al título, ¿no? -Oye, Andrea, desde hace un tiempo he querido pedirte perdón... no sé si es la manera correcta, sabes que no soy bueno para hablar de este tipo de cosas... pero he pensado mucho en esto, fui muy injusto contigo, no te merecías tanta indiferencia de mi parte, tanto odio sin fundamento... me he arrepentido profundamente de haberte alejado de mi vida. No diré que fuiste la mejor, pero sí una de las personas buenas e irreemplazables que tenía en mi vida y, sinceramente, no sé por qué hice que te alejaras de mi...-. Ella se detuvo. Lo miró fijamente y sonrió. -¿Quieres tomarte un café?- dijo, abriendo la puerta de un local. Se sentaron en la mesa más próxima a la puerta, quizás adrede. Ella pidió un marrón claro. Él solo pidió agua. -Samuel, ya te lo dije... te perdoné hace mucho tiempo, dejó de dolerme también hace mucho tiempo... he escrito mucho sobre mi vida, contando mis historias con otros protagonistas... me quedé con lo mejor de nuestra relación, olvidé todo lo que me hiciste. Antes, cuando pensaba en eso, intentaba ponerme en tu lugar y lograba odiarme un poco, así como tu me odiaste, creo que por eso te perdoné. Yo sé por qué me alejaste de tu vida, y sé que tú también lo sabes, solo que no quieres aceptarlo, tienes miedo, como siempre lo has tenido, de tus propios sentimientos... -Andrea, yo te amaba... no sé cómo, pero sé que te amaba... -Lo sé, Samuel, y ya encontraste la certeza de tu duda... "no sé por qué hice que te alejaras de mi..." -lo remedó- ...fue el miedo a entregar todo lo que tenías dentro, a derrumbarte delante de mi, a dejarme quererte como yo quería y sabía que podía quererte, a quererme sin condiciones, sin excusas, sin reservas, como sé que querías quererme... reprimiste al amor... -Me arrepiento muchísimo, Andre, de verdad, no sabes cuánto... estos cinco años los he vivido tranquilo, diría que hasta feliz, pero con esa espinita dentro... aprendí a vivir con eso... pero de verdad necesitaba hablar contigo, saber que no sentías rencor, eso me estaba matando por dentro-. Suspiró. Miró el vaso de agua que sudaba el frío del hielo. Lo tocó. Sintió cómo sus dedos se humedecían. Escuchó un ladrido. Cerró los ojos y se refugió por un minuto en la oscuridad de sus párpados. Abrió los ojos. Andrea no estaba. En su lugar, Aaron le dio la bienvenida a la realidad lamiéndole la mano que sobresalía de la cobija. El reloj marcaba las 8:36 de la mañana. Había despertado. ¡Qué malditos son los sueños! Pensó.

Me siguen los buenos