septiembre 02, 2014

Tengo deudas

A veces me da por leer lo que he escrito desde tiempos inmemoriales y hoy fue uno de esos días. Desde mis Pascualinas hasta este blog y el de Wordpress (que básicamente venía siendo lo mismo, porque hacía copy&paste), me di cuenta que todo lo que viví con Emmanuel no está en -casi- ninguna parte. Todas las "estupideces" que publicaba "en incógnito" eran por / para él*, no me da pena escribirlo, ni miedo, ni angustia de que alguien pueda leerlo y decirle que voy a escribir sobre nosotros... mejor dicho, sobre él en mi vida... o que lo lea él mismo, quién sabe, antes era "mi stalker oficial". Sinceramente, eso ya no me interesa, no me importa, no me afecta. Fueron siete meses intensos, quizás un poco menos, pero creo que logré despojarme del miedo y la decepción (entre otras cosas) que me impedían decir y/o escribir esos dos años como la buena historia que es, como esas anécdotas de la vida que sabes que no podrás olvidar, por más que quieras.

Miedo. No sé exactamente a qué le tenía miedo. En realidad, era miedo de mi misma, de lo que siento o sentía... de "descubrir" que aún seguía enamorada o algo así, de extrañarlo como lo hacía hasta hace un par de ¿semanas? ¿meses? ... ¿Acaso ha sido diferente alguna vez? La única diferencia con él es que pude tocarlo, abrazarlo y todas esas cosas que se supone que son normales en las relaciones sociales y sentimentales. Pero, en esencia, fue la misma mierda: me enamoré sola, ¡qué coño! Lo asumo, lo vivo, lo sufro y lo supero. 

Decepción. Una de las tantas veces que reflexioné en mi diario sobre cómo podía salir de "esto", recordé cómo había salido de las ediciones anteriores (sí, mi vida sentimental ha sido siempre igual, con sutiles diferencias) y supe que la decepción era la clave. Creo que él nunca lo leyó, pero es como si lo hubiera hecho, porque en ese escrito le pedía que me decepcionara para tener una excusa, porque soy así de cobarde, y lo hizo. Es -casi- todo lo que tengo que decir al respecto.

En alguna parte escribí que tenía mucho que contar. No mentía. Esas son las deudas que tengo conmigo misma, con Abbie para ser más exacta, porque ella merece tener respaldo escrito de sus recuerdos, de los momentos felices así como de los momentos malditos, los que la dañaron. Momentos que llenan y vacían su pozo, diría.

Hay ciertas cosas que aún no me he permitido hacer, precisamente por ese miedo que describo, pero no estoy apurada, dicen que hay que dejar que el tiempo haga su trabajo y yo estoy muy tranquila ahora, no pretendo que eso cambie por una foto o una canción... ni siquiera por este escrito.

PD: Tengo la sensación de que ha pasado mucho más tiempo del que en realidad ha pasado, "así de relativo es el tiempo" M.B.
*Sé que saben cuáles post eran por / para él, solo quiero creer que el hecho de no nombrarlo me daba un poco de privacidad. ;)

Me siguen los buenos