Estábamos en la playa, dentro del agua... hablábamos de todo y de nada a la vez... protegíamos piedritas y caracoles dentro de un vaso plástico como tesoros invaluables, tesoros que habíamos escogido en la orilla. Hoy cierro los ojos y puedo volver a ese momento, tener frente a mi la inmensidad del mar confundiéndose con el cielo, ver su espalda...
...y sentir la misma paz.
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