Imagínense lo malditamente desordenada que soy, que hace unos días encontré -de nuevo- una de sus camisas entre las mías. Yo sabía que la había dejado alguna vez, pero no me dio tiempo de devolvérsela, como muchas otras cosas que no me dejó hacer ni decir. Muy por el contrario de lo que había pensado la primera vez que la vi después del "rompimiento", decidí usarla de pijama porque, a fin de cuentas, es mejor que usarla de coleto. Pero luego me puse a recordar y supe que ésta fue la camisa que usó la última vez que lo vi feliz, feliz de verdad... fue la camisa que tantas veces usó para venir a mi casa y quedarse dormido en el mueble con Motín en la Bounty en el pecho... fue una de las que se llevó a la playa aquella vez... y aquella otra vez... y era una de sus tantas camisas de cuello redondo que creí que nunca, jamás dejaría de oler a él... pero lo hizo y, a pesar de tanto, agradezco que me haya dejado esta camisa y agradezco que haya sembrado en mi alma las ganas de leer todos los libros del mundo y de escribir mi vida, la suya y la nuestra... agradezco haber aprendido y haberle enseñado cualquier_cosa y por encima de todo, el hecho de habernos vivido de tantas maneras... es lo que más agradezco en el mundo.
PD: Me hace ver sexy y todo, no creen.
tenia tiempo que no me gustaba algo de lo que escribías.
ResponderEliminar