Ella tenía 15 años cuando lo conoció.
Su primera impresión de él fue mala. Nadie en su sano juicio confía en alguien que tiene un correo electrónico que incite a realizar actos sexuales. Nadie de su edad, al menos. Él insistía en querer conocerla y Ella se irritaba, pero le intrigaba su insistencia, así que accedió. Además, estaba muy ocupada como para extenderse en una conversación con un desconocido.
Horas que se convirtieron en días, días en semanas y semanas en meses. Su mundo de ilusiones empezó a llenarse con cada una de sus palabras y sin decidirlo, se enamoró de él. Ella, así se llama esa niña que llegó a mujer en manos de una persona que hasta el sol de hoy no ha dado la cara. Cada día era maravilloso para Ella, él se convirtió en el centro de su vida, no había un día en que no lo tuviera presente, incluso en los días más difíciles, él estuvo ahí. Poco a poco descubría cosas de su vida, cosas que para él eran irrelevantes, pero que a Ella le emocionaba saber.
Fantaseaba. Muchísimo. Imaginaba cómo sería conocer a su familia, que él la presentara como su novia, como el amor de su vida. Imaginaba tardes en el sofá viendo películas y besándose. Imaginaba y deseaba con toda su alma que él fuera el primer hombre en su vida. Y el último, quizás. Imaginaba un anillo en su mano, haciendo diligencias para una boda, sintiendo amor en todas y cada una de las acciones que realizara.
Pero en la realidad pasaba noches en vela llorando con él, sintiendo su tristeza, su depresión. Incluso llegó a sentir miedo de que pudiera pasar lo peor; él era débil, había intentado acabar con su vida y Ella había sufrido mucho por eso. Se imaginaba llegando a su casa, toda su familia rogándole que no lo hiciera y rogándole a ella que lo ayudara, y Ella lograba convencerlo de seguir viviendo, lo abrazaba y le besaba tiernamente la frente. Sabía que él se sentía seguro a su lado.
A veces sentía celos. Celos de sus amigas de la universidad, de sus vecinas, de todas las mujeres que lo rodeaban. Mujeres que estaban más cerca de él que Ella y el amor que sentía. Era difícil, él las seducía, y –supone- también se las llevaba a la cama. Ella odiaba esos pensamientos, porque sabía que estaba muy lejos de pisar siquiera la calle donde él vivía. Y nunca lo hizo.
Imaginaba que salían como los novios que eran. Él la llevaba a un lugar mágico, de esos donde se iba cuando quería estar solo y no saber de nadie más que de Ella. Se imaginaba viendo el atardecer o el amanecer con él en la playa, era lo que más le gustaba imaginarse. Además, claro está, de imaginarse presumiendo a su novio universitario entre sus amigas del liceo. Eso jamás sucedió.
Recuerda el día que debió ser el más feliz de su vida, pero no lo fue: su graduación. Ese día él le prometió que iría, y Ella guardó una entrada para él. Esperó, hasta el último momento. Había pasado más de un año desde la primera vez que le habló y nunca lo había visto. Muchas veces la había dejado plantada, pero quería creer que esta vez sería diferente. Pensó que estaría afuera al terminar el acto. Lo buscó discretamente con los ojos entre la multitud. Y nada.
El día de su graduación es equivalente al día más triste de su vida. Él casi lo logró. Y Ella lo supo muchos días después; aunque estaba triste y decepcionada, su ausencia la angustiaba, no dormía. No conocía a nadie a quien pudiera preguntarle y no sabía a dónde ir. Él estuvo en coma por una semana, o un poco más. Y Ella estuvo con el corazón en un hilo, con el alma perdida, buscándolo. Lo odió cuando se enteró. Ese fue el inicio del fin.
Un fin que nunca se concretó, pero fue un fin. Han pasado cuatro años desde ese final y Ella aún lo ama, pero ahora es diferente. Es como amar a alguien que sabes que no verás más nunca en tu vida, como amar a un fallecido. Y no se arrepiente de todo lo que vivió, pero si pudiera, lo cambiaría. Sabe que lo llevará en su corazón toda la vida, lo amó muchísimo, fue el primer hombre al que amó de verdad, a pesar de todo. Y eso jamás se olvida.
PD: Todo lo que se narra aquí fueron hechos reales. Ella quiere creerlo así.
Firmado y sellado.
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