Hoy "ella" disfrutó un día, entre recuerdos y nostalgias, pero en sus ojos no llovió. Por el contrario, una sonrisa hermosa brillaba en su rostro.
Mucho tiempo tenía que no la veía sonreír así. Su corazón está sanando y eso me hace feliz. Porque sé que puedo estar tranquila si llega a tomar las riendas de nuevo, sé que está lista para volver a amar y que tiene la madurez suficiente para afrontar cualquier situación. Nada será peor que aquello, pero ella tiene la esperanza de que sea mucho mejor. Hoy ella está feliz.
Fue de repente, cantando canciones que le recordaron la época más feliz/triste de su vida. Recordó que sonreía como nunca antes había sonreído (y como no lo había hecho desde entonces) y sentí envidia, porque yo aparecí en su vida mucho después de ese momento y no conocía esa cara, esa sonrisa inocente, de felicidad, de seguridad, de certeza de que todo estaría bien. Y me gustó. Ella tiene una sonrisa hermosísima, mucho más que la mía, intentando fingir felicidad. Ella la siente, la vive.
Y es que cuando uno sonríe recordando las cosas que antes nos hacían llorar, es porque definitivamente ya fueron superadas. Ella recuerda lo feliz que fue, olvidó el daño, lo malo, lo triste, y sigue adelante. Yo, con un nudo en la garganta y los ojos aguados solo la miro y la admiro, siento envidia y me siento feliz por ella, porque tuvo las bolas que no tuve yo de mirar hacia atrás y ver solo lo bueno, de perdonar y seguir adelante.
Si todos pudiéramos sonreír como ella lo hizo hoy, seríamos los seres más afortunados del planeta. Fue mágico, no se imaginan. Quizás su sonrisa dure un solo día, pero fue el mejor regalo que pude recibir, porque he decidido imitar esa sonrisa hermosa por el resto de mis días...
Firmado y sellado.
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