octubre 17, 2011

A falta de libros...

¡Qué ladilla!

Esa es la única frase que se me ocurre al pensar en la cantidad de libros que me gustaría leer -aunque no tengo una lista con nombres y/o autores específicos- y no tengo plata para comprar nada. Leerlos en edición digital realmente me da migraña, así que no es una opción. Pasar por una librería, feria de libros, etc., etc., es como ir a la playa con la regla. Hay soluciones, pero no es lo mismo.

Mi sala de terapias ha sido la cantidad de blogs que he conseguido en los links de otros blogs... así voy. Me han parecido interesantísimos muchos de los post que he leído, me pregunto qué hacía con mi vida que no los leía antes. Confieso que, a veces, me gustaría sentarme a leer todos sus post desde el primero, pero la verdad me aburro rápido y ellos escriben mucho: los escritores que más me han gustado tienen alrededor de 200 y 300 post anuales. No es imposible, pero vaya que sí implica mucho tiempo de ocio del que no gozo en la actualidad.

¿Antes? Antes dormía y veía películas en Cuevana. ¿Antes de qué? De trabajar. Era -y soy- muy floja para estos asuntos de lectura digital en casa. Lo hago, pero no lo disfruto tanto -por no decir nada- gracias a las "visitas" e invasiones de familiares a mi hogar. Es muy molesto estar leyendo y que te interrumpan cada tres minutos con preguntas tipo "Karlota, ¿y los novios?" ¿Será que sí te casas? ¿Qué estás haciendo ahora que te graduaste?" Es evidente que, si estoy sentada en la computadora o durmiendo un martes a las 3pm, no estaba haciendo nada productivo con mi vida. En fin.

Debo hacer un paréntesis para decir que de hecho descargué muchos libros en digital, libros que creo que no se conseguirán tan fácilmente en cualquier librería "de turno". Si leí tres, estoy exagerando. El cuaderno de Noah y uno de Mario Benedetti cuyo título no recuerdo fueron los únicos que tuve la suerte -y las ganas sobrevivientes a la ladilla y la migraña- de leer en una laptop prestada. Quizás si tuviese una propia, me encerraría en mi cuarto a leer.

Lo cierto del cuento es, volviendo al punto que creo que no he abandonado, que los "blogueros" -¿así nos llamamos?- me han nutrido, literalmente, y han saciado mi sed de lectura momentáneamente. Por supuesto, luego de leer toda esta cantidad de información, opiniones, recomendaciones, etc., etc., diría que fue peor el remedio que la enfermedad... pero me encanta. Muy pocas personas que conozco -al menos personas que conozco muy bien: primos, tíos, amigos- se interesan por leer, así que no tengo ese "acompañamiento moral" para llorar junto a otra persona al no poder leer #CualquierVaina.

Ayer pasé por la plaza Alfredo Sadel y, contrario a las "fiestas pro desnalgues" que se realizan ahí cada vez que hay un juego de fútbol importante, estaban unos tolditos con montones de libros. Vi el cielo. No me bajé al instante porque la resaca no me lo permitió -y el bolsillo tampoco-, estaba muy cansada como para pensar qué libros podía llevarme a casa y muy "pelabola" como para pagar alguno que me gustara. Pero juro que iré esta semana.

Por si les interesa, les dejo los blogs que he descubierto recientemente y me han gustado: está Toto Aguerrevere, Chocolate y Kfé, La churuatica, mejor conocido como "El eterno inconforme" pero me encanta el link, Alberto Franchi, con quien me he reído de sus anécdotas a más no poder y otros que no sigo porque son de wordpress así que, eventualmente los consigo en los links de recomendación de los anteriores, no sé cómo seguirlos y no tengo dónde guardar sus links.

Nota final: me siento honrada de pertenecer a este -quizás- reducido grupo de personas que escriben en blogs y agradezco a quienes aún no lo han abandonado y me mantienen al tanto de la movida del país a la que no asisto por flojera y falta de presupuesto, soy mujer y me antojo de casi todo, así que, sin dinero, prefiero no ir. Supongo que me falta mucho para llegar a ser como ellos -no, idiotas, no es envidia... es admiración- pero lo intento.

PD: Me gustaría crear mis propias imágenes, pero soy malísima para el diseño. Y estoy en el trabajo, no tengo chance de buscar una. Fin.

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