septiembre 27, 2011

La espera

"Siempre a tu lado" es la película que acabo de ver. Trata sobre un perro fiel a su amo que lo espera siempre en el mismo lugar, incluso luego de que éste muere. Nunca he tenido una mascota, pero este tipo de películas me recuerdan lo triste y doloroso de la espera... más aún cuando estamos conscientes de que eso que estamos esperando no llegará y aún así, sin explicarlo ni entenderlo muy bien, seguimos esperando.

Creo que todos los años le dedicaré aunque sea un día a aquellos que esperé con la esperanza viva y el corazón abierto y nunca llegaron; aquellos que amé, amo y amaré y fue, es y será en vano... al menos un día al año lloraré el dolor de un amor que no me dejaron vivir, del engaño, de tantas cosas que ni siquiera puedo escribir, que fueron tan reales y tan falsas al mismo tiempo que duele el doble.

En cierto modo, siempre los esperaré. Digo "los" porque no fue uno sólo y no estoy de ánimos para explicarlo... si se dedican a leer ciertos post anteriores y muy puntuales, sabrán más o menos de qué hablo, o por lo menos tendrán una noción entendible de lo que viví, si es que eso se puede calificar como vivencia.

Siempre habrá algo dentro de mi queriendo que yo esté equivocada... queriendo verlos un día por la calle y que me saluden como saludan los viejos amores que quizás nunca dejaron de quererse, pero que siguieron sus vidas porque sí, porque simplemente hay amores imposibles en la vida de cada uno de nosotros, aunque no sepamos exactamente por qué ni qué hacer con ellos o cómo tratarlos... pero existen y existirán siempre.

Todos en algún momento de nuestra vida hemos esperado algo de alguien y nos hemos decepcionado porque no pasó, hemos esperado a alguien que no llegó -no necesariamente de manera física-...  esperado... la espera, ese acto simple que sin darnos cuenta practicamos a diario y que sutilmente va formando un hoyo negro maldito en las almas que puede tragarse a cualquiera, sin importar las intenciones que éste traiga... y nosotros, inconscientemente, alimentamos ese hoyo negro con acciones, con actitudes, con palabras, con el miedo de sufrir una vez más...

Hoy, inconscientemente todos esperamos algo. Particularmente, estoy consciente de ello y por eso mi espera será menos maligna... mi hoyo negro está disminuyendo porque, aunque en el fondo sigo esperando aquello que no llegará, construí un muro que impide el paso de las nuevas personas de mi vida al hoyo negro... porque no se merecen pagar por los actos de otros, así de simple.

Con la espera uno aprende a no esperar... irónico, pero cierto. Uno aprende a vivir independiente, sin la necesidad de que fulano o mengano te den algo o actúen de tal o cual manera... uno aprende a canalizar los pensamientos y "filtrar" aquellos que vienen cargados de deseos que no podemos cumplir por nuestra propia voluntad. Uno aprende a no esperar nada de nadie porque esa es la vía pacífica de vivir y de convivir con otros, de no decepcionarse de alguien por el simple hecho de que no hizo lo que imaginábamos que haría o que queríamos que hiciera... uno aprende.

"Bienaventurados los que nada esperan pues nunca serán defraudados" dice la Biblia, si mal no recuerdo. No se trata de no esperar nada de nada, porque entonces no tendría sentido vivir... pero, mientras evitemos las expectativas de una persona o una relación, nuestra vida será más sana sentimentalmente hablando... eso creo, tampoco soy quién para dar consejos, sólo hablo desde mi experiencia.


Firmado y sellado.

PD: Este escrito es original de mi diario, escrito el 01 de Septiembre de 2011 a las 02:57am publicado aquí con algunas modificaciones y párrafos que no están en el original.

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