abril 03, 2014

Confesión #3, #4 y #5

No consigo tiempo para escribir [o no quiero conseguir tiempo] así que esto será una especie de recopilación de confesiones de los últimos meses...

Me reconcilié con el catolicismo. Algo así.

Seis meses me duró la crisis, ¿para qué voy a buscar lo que no se me ha perdido? Entendí que no tengo que estar totalmente de acuerdo con "las autoridades" ni con mis hermanos [de la religión] siempre que esté en paz conmigo misma y sepa que lo que hago y pienso está bien [o que por lo menos no daño a nadie], que no tengo que ir a la iglesia para hablar con Dios y que todo lo que hago siempre tiene un poquito de catolicismo, está en mi, ¿qué hago? Ahora, sigue en pie aquella lista de lo que sí creo [menos el punto 6, supongo que me dejé llevar por la sociedad ¿?], lo que me aleja del fanatismo religioso, que considero algo bueno... eso es todo, por ahora.

Soy una pseudo escritora mediocre. Eso ya es bastante decir.

Tengo un montón de ideas para escribir y no escribo nada. No llevo libretas ni lápices en mi cartera a diario, de vaina el kindle para leer y el teléfono -que no puedo sacar cruzando una calle para escribir una idea, algo que tampoco puedo hacer con la libreta- para que me localicen, porque en lo que a mi respecta, no me apetece localizar a nadie. Lo siento, esta etapa de mi vida es eremítica. He dedicado mi tiempo libre a leer [libros y Twitter, coño, no me juzguen], y debería tener un cuaderno, una hoja, algo donde pueda plasmar mis ideas según vaya leyendo, pero no... no sé qué me creo, la verdad. Por este camino no voy a poder inmortalizar mis grandes ideas. [JAJAJA ok no].

He practicado la estupidez desde enero de este año hasta nuestros días...

...quizás desde antes, pero bueno, dicen que los venezolanos somos de memoria corta. El punto aquí es que, por más que pienso, no olvido. Explico: mi consejo a todos los que "sufren" por alguien es "piensa en esa persona cada vez que quieras hacerlo, no te cohibas, tu mente en algún momento se cansará, se quedará sin recuerdos, sin instantes, sin eso bonito que tenías o creías tener..." bla, bla y BLA... amigos, les confieso que eso no es tan efectivo como creí... o es que mi mente traicionera no se cansa o es que viví muchas cosas que considero bonitas, pero NO SE CANSA. Es horrible seguir tus propios consejos. Pero nada, dicen que se necesita la mitad del tiempo que pasaste con alguien para olvidarlo... así que, sacando cuentas, me restan unos 9 meses y medio... un embarazo, pues.

Aprendí a no arrepentirme. Más bien a agradecerlo todo.

Esto no cuenta como confesión en sí, sino como extensión [o la redacción seria] de la confesión anterior: me di cuenta que siempre caigo en lo mismo -en lo que a sentimientos se refiere-, por lo que decidí darle la vuelta: en vez de preguntar "¿por qué?" y darme golpes de pecho, decidí agradecer a Dios, cada vez que puedo o recuerdo, por las personas que ha puesto en mi camino, por las que se fueron, por las que boté, por las que se quedaron y las que se devolvieron y por las que simplemente cruzaron en la primera esquina. Lo agradezco porque sé que no todos tomamos el mismo camino, que en ciertos tramos vamos acompañados de uno, dos o más personas pero que otros tramos nos toca solos, que no es más o menos difícil, que lo vemos así porque no tenemos con quien compartirlo o tenemos muchos "distractores", respectivamente. Todas las noches sonrío por los buenos momentos, y esto lo escribo con un nudo en la garganta porque debo decir, en honor a la verdad, que también lloro porque sé que no volverán. No es el fin del mundo, lo sé, como también sé que viviré muchos más y mejores momentos de lo que he vivido hasta ahora, pero como dice Sara Bareilles en el himno que adopté: "I'll be alright, but just not tonight..."

Los amorosos andan como locos 
porque están solos, solos, solos, 
entregándose, dándose a cada rato, 
llorando porque no salvan al amor.
Los Amorosos
Jaime Sabines

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Me siguen los buenos