febrero 14, 2012

Me niego

Qué cliché publicar esto hoy,
pero quería estar en sintonía con el mundo.

No se imaginan la angustia que puede llegar a sentir alguien que ha estado "en paz" consigo misma durante más de tres años y de repente le empieza a saltar el corazón cada vez que suena el celular; no se imaginan la preocupación cuando se dibuja una sonrisa en su nombre... no pueden ni pensar en el pre-infarto que creo que me dará cuando me hallo pensando en él... como si enamorarse fuese un error.

No, no es un error, pero da nervios, da miedo... porque una vez que lo asuma, no estaré más al mando de esto; una vez que lo admita, no tendré el control... una vez que él lo sepa, no seré mía... no será mi pensamiento, no será mi humanidad, no será mi vida... el miedo no es a enamorarme, el miedo es a que quizás él no quiera todo eso. [Eviten sus consejos, no los sigo]

La inevitable realidad es que al enamorarnos lo entregamos todo sin esperar nada a cambio. Eso está bien y está mal: bien porque el amor es una de esas cosas que, pase lo que pase, siempre vas a volver a querer y/o tener, no importa lo que haya pasado en tus relaciones anteriores; pero está mal porque, por sobre el amor, debe existir conciencia... no hay nada más liberador que amar sin límites, lo sé, igual que sé que la mejor manera de amar es evitar juzgarnos y no pensarlo, pero esas cosas son demasiado peligrosas...

Por eso, en el amor hay más riesgos y sacrificios que beneficios propiamente: empezando por el hecho de que amar no implica necesariamente que la persona que ames también te ame a ti; ese es el mayor riesgo -por no decir temor- que corremos. Leía en twitter "Lo mejor y lo peor de enamorarnos es ser correspondidos": yo diría que lo peor es que NO te correspondan, porque no puedes hacer nada al respecto.

Además -y en el supuesto de que el amor sea correspondido-, no siempre somos capaces de entender el amor del otro: siempre queremos más, necesitamos más y por ello nos quejamos más; esto va cambiando a medida que uno va creciendo -o que vas madurando, al menos eso espero- porque entendemos que no se puede amar a alguien como esa persona desea / quiere / necesita ser amada, cada quien ama a su manera y eso no se puede cambiar... y lo aceptamos así. [¡Qué felicidad!]

No todo es malo, de hecho confieso que estoy pensando en lo negativo del asunto -y ya pensar supone un paso gigantesco para la prevención porque generalmente uno se enamora sin pensar-: así como algunos tienden a ser positivos para darse ánimos y seguir adelante, yo me paso al otro bando para reforzar la barrera inmunda [inservible cuando tienes en frente a Cupido] que le pongo a los sentimientos: "analizo" los posibles escenarios -sobre todo negativos- para tener los pies sobre la tierra porque el amor tiende a hacernos volar.

Trabajo en ello, pero por lo pronto, dice Karla:

Me niego entonces a dejarme llevar por los vientos que soplan hoy, me niego total y rotundamente a declararme nuevamente esclava de las redes del amor -además porque el susodicho sólo me gusta- y mucho más a nadar en las aguas de la resignación temprana [hacer eso no sirve de nada, pero al menos hago el intento]... al menos hasta que no sepa qué piensa -siente- el susodicho:

Luchaos, compañeros, contra la causa opresora de la libertad de pensamiento: no viviréis bajo el régimen del amor mientras mantengáis el corazón consciente de los daños que éste os causaréis.
(Karla)

Luchaos, compañeros, contra la causa opresora de la libertad de sentimientos: no viviréis bajo el régimen de la conciencia luego de que conozcáis la felicidad infinita que podéis ofreceros el amor. 
(Me)
Estado civil: al borde de un ACV.

PD: Perdonen el español machucado.

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Me siguen los buenos