octubre 04, 2013

Cartas al azar: Pablo A.

Luisa:

Te escribo estas líneas porque no tuve el valor de llamarte después de recibir tu invitación, tampoco te envío un mail porque sé que esas vías "antipersonales" y tú no se llevan bien. Gracias por invitarme, la verdad quedé muy sorprendido de que vayas a casarte, después de tus grandes discursos de mujer de mundo que no se amarraría a ningún hombre "porque eso sería perder parte de mi esencia como mujer", lo recuerdo muy bien. No me voy a desviar, te doy las gracias porque es lo único que puedo hacer, no me pidas que asista a tu boda, conoces mejor que nadie mis sentimientos y no soportaría verte de blanco frente a otro hombre que no sea yo. En fin, no quiero sonar sentimental ni mucho menos incomodarte, solo quiero desahogar un poco esto que llevo dentro desde hace mucho. La verdad, más fue la sorpresa de con quién te ibas a casar que el casamiento en sí mismo: ¿Pablo B.? ¿De verdad? ¿El mismo Pablo B. que ambos conocemos? Mi mejor amigo, mi hermano, que dejó de hablarme cuando se enteró de lo que yo sentía por ti... ¿ese? Lo siento, no puedo imaginarte con él, me niego a hacerlo, no porque sea un mal tipo, de verdad es una buena persona, pero considero que tú te mereces a alguien mejor, que tampoco puedo decir que sea yo porque vamos, no soy perfecto ni tengo más que ofrecerte de lo que te puede ofrecer él, solo digo que tú eres una gran mujer y como tal, te mereces un gran hombre a tu lado. Pero bueno, que tampoco voy a reprocharte nada ni a criticar tus decisiones, no tengo derecho, hace más de cinco años desde la última vez que nos vimos y no recuerdo que haya sido la mejor velada del mundo, qué bueno que tu relación esté tan fortalecida y sea tan seria como para dar ese paso. Como seguramente imaginarás, yo sigo en el mismo escritorio de la última vez, escribiendo una novela diferente a la de la última vez pero escribiendo al fin, igual que siempre, a diferencia de ti, que haces tantas cosas y a diferencia de Pablo B., que a pesar de su fama en la universidad (y de los rumores de corrupto que rondan por ahí) he escuchado que es un abogado respetable. No es que yo lo crea, ni mucho menos, pero los chismes corren y uno nunca sabe, la gente cambia o no, yo de corazón espero que mi amigo (o debería decir mi examigo) sea un hombre de carácter y principios como nunca antes lo ha sido. Discúlpame la broma, a mi tampoco me hizo gracia. A mi el derecho solo me sirvió para desbordar mi imaginación y usar la habilidad de la palabra que ustedes tienen para plasmarla en papel, para nadie es un secreto que nunca fui bueno para pronunciar sino para escribir, así que no hubiese sido un buen abogado de todas maneras. Me alegra que ustedes sí lo sean y que les vaya muy bien, les deseo mucha felicidad en sus vidas, lástima que no tenga, digamos, la voluntad de acompañarlos en ese día tan especial para los dos. Además, quiero que sepas que no estoy solo, a pesar de todo conozco tu preocupación por mi soledad y porque no envejeciera al lado de los puros papeles y lápices, luego de papeles y máquina de escribir y ahora todo teclado y pantalla del computador. Quiero aliviarte esa angustia (si es que aún la tienes) y confesarte que no estoy solo. ¿Te acuerdas de Sara? La calladita del fondo del salón, la que dejó la facultad a media carrera para dedicarse a las artes escénicas... pues en mis escapadas a la Facultad de Artes, esas que criticabas tanto porque podía perder mi beca, entablé una relación de amistad algo tímida con ella y después, cuando nos graduamos y nuestras vidas se separaron en distintos rumbos, seguí visitando aquella facultad, más por ella que por las ganas de escribir y me refugié en ellas (la facultad y Sara, claramente) y en el mundo artístico, conocí mucha gente y mantuve mi mente ocupada en gente nueva, ideas nuevas y la carita de niña de Sara, para ver si olvidaba un poco lo que sentía y pues aquí estamos, ella actúa, yo escribo, ambos en una vida ajustada pero contentos, sin más compromiso que una pieza (y sus deberes) compartidos, críticas constructivas del trabajo del otro y varias noches siendo un solo cuerpo. Tampoco quiero incomodarte con mi intimidad, en general la información que quiero que tengas es que hay mucha gente en mi soledad, casi todos los artistas suelen están solos por dentro pero nunca por fuera, y quizás estoy exagerando al considerarme artista pero ya ves, gajes del oficio. Ya me he extendido mucho y casi es hora de cenar, sigo cocinando tan bien como antes, o eso dice Sara, quien probó mis exquisiteses por primera vez cuando lo hiciste tú por última. Aprovecho para agradecerte todos los años de amistad que, aunque no es igual que antes, sigue siendo amistad, al menos de este lado, no sé qué opinarás tú y me gustaría saberlo. Gracias nuevamente por la invitación, quizás mi inseguridad me lleve a comprobar si realmente te casarás así que, por si acaso, no ocupes mi puesto en tu organización de las mesas.

Cariños, 
Pablo A.

PD: Agradezco que hayas puesto "para 2 personas" aunque sea por protocolo, sabes que no hubiese tenido el valor de ir solo, en caso de que decidiera ir.

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