Creo en las miradas brillantes. Creo en los besos bajo la lluvia. Creo en la sonrisa que delata la ilusión. Creo en las caricias sanas... y las no tan sanas. Creo en las cartas de amor. Creo en los detalles como el agua que riega el amor. Creo en el suspiro como instrumento para demostrar felicidad, nostalgia de los buenos tiempos, deseos reprimidos y liberar los besos abandonados a la deriva de los labios. Creo en las despedidas pero sobre todo creo en las bienvenidas. Creo en la luna como el lugar de encuentro de las miradas enamoradas. Creo en los besos de todos los colores y sabores. Creo en las mordidas de labios. Creo en el amor antes, durante y después. Creo en el sexo y creo aún más en el sexo con amor. Creo en las vidas pasadas y en las próximas, donde te he encontrado y donde te voy a encontrar. Creo en esta vida porque tú me haces creer en ella. Creo en el conejo de la luna. Creo en las nubes para vivir, para viajar, para amar y para nunca caer, aunque suele suceder. Creo en las canciones como historias de amor escritas en sinfonía. Creo en los finales felices y en los infelices porque dan pie a las bienvenidas. Creo en las alas que nos regalan las ilusiones. Creo en las voces que te nombran. Creo en las mariposas que habitan en mi estómago, aunque a veces las vomite.
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