Pensé que podía refugiarme en mi antiparabolismo. Con todas las fuerzas de mi alma creí que podía hacerlo, que qué bolas que a la gente le pasen esas vainas, que no es tanto lo material sino el susto... qué bolas que tengamos que dar gracias porque el ladrón nos perdonó la vida... qué bolas, pero en mis adentros pensaba "qué alivio que a mi no me pasen esas cosas"... actitud individualista, sí, no, no lo sé, pero es lo que nos tiene así: egoístas, sobreviviendo por uno mismo, apático ante lo que vive el otro, algo que no debe pasar, pero estando en situaciones así, ¿se puede confiar en otro? ¿Se meterían a ayudar a alguien que está siendo víctima de algún crimen? ¿Arriesgarían su vida por un desconocido? No... esa es la triste realidad.
Aclaro: no me nos robaron, gracias a Dios, pero el susto fue más grande... era un niño, no tenía armas... un niño de la calle... ni siquiera entraré en detalles porque todos sabemos lo que pasa y cómo pasa, lamentablemente... pero más allá de la inseguridad -que nos toca a todos- no sé cómo me controlé ante el caretablismo de los agentes policiales que "nos ayudaron".
Es realmente lamentable la actuación de esta gente que se excusa en su "experiencia de años en situaciones similares" para no actuar como deberían hacerlo, para no cumplir con su trabajo, para decirnos que no podían hacer nada porque "solo fue un intento de robo...", que si no existía denuncia no tenían bases para llamar al Consejo de Protección, que para qué íbamos a perder el tiempo en trámites si ese niño mañana o pasado se escaparía del refugio al que fuese asignado.
Entonces, ¿jamás hacemos las cosas bien? Dejamos que todo siga tan mal como está, dejamos que el sistema siga siendo una mierda y nos resignamos a vivir con el miedo a cuestas, con la zozobra de no saber si llegaremos vivos a nuestro destino... nos resignamos a que el otro tiene que robar para sobrevivir... nos resignamos a no poner resistencia porque es más valiosa nuestra vida... nos resignamos a que lo material se recupera, porque no importa todo el tiempo que invertimos ahorrando para darnos un gusto, siempre vendrá uno "con menos suerte" a quitárnoslo porque él tiene el arma... el poder... no, no lo acepto.
Sé que no lo resolveremos en un año, ni en dos, pero en algún momento tendremos que empezar, en algún momento tenemos que decir basta y dejar de desahogarnos en redes sociales y blogs, en algún momento tenemos que salir de esto, la pregunta es ¿por dónde se empieza? Mejor dicho, ¿quién debe empezar a cambiar esto? Justamente ayer revisaba páginas de Fundaciones que ayudan a los niños sin hogar, a los niños de la calle, niños en situación de riesgo... qué irónico... mi carrera no sirve para nada porque no puedes ayudar a alguien que no quiere esa ayuda...
No puedes mejorar la calidad de vida de alguien que "está bien como está" porque la costumbre y la naturalización de la situación en la que viven es más fuerte y no les permite ver qué hay luego de nuestra ayuda... que se puede vivir más allá del rancho con goteras en una zona de alto riesgo, que hay algo mejor que la calle, la indigencia y el robo para llegar a viejo... porque lamentablemente esos niños de la calle no llegan ni a la adultez... porque no pueden imaginarse viviendo bajo las normas de un sistema, por eso prefieren la calle... porque la educación está en decadencia y seguirá empeorando si no hacemos algo...
Bah... de nada va a servir esto, no sé qué le pasó al país donde nací... no sé qué le pasó a la Venezuela que crecí amando, la que me quitaba el aliento, por la que quería luchar... por la que QUIERO luchar... esas ganas de sacar este país adelante se desvanecen con cada bala disparada, con cada grito de auxilio, con cada decepción de la gente, con cada partida de un venezolano a "un lugar mejor"... de nada va a servir este post...
Prometo que mañana seguiré luchando por este país, no sé cómo, pero lo haré... por hoy dejaré que me invada la indignación, la decepción y la resignación de no poder hacer nada más que desahogarme.
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